Historias escritas por lectores del colegio Sagrado Corazón de Vallecas |
Todos los escritores escribimos para un lector imaginario. O tal vez no todos. Todo y nada, nunca y siempre, son palabras demasiado grandes para ser verdad de principio a fin. El caso es hay escritores que tienen un lector imaginario. Y escriben desde una isla inventada donde nacen y crecen los personajes, unos seres tímidos y pequeños al principio, que se esconden y se acercan y se esconden otra vez, hasta que se hacen grandes y toman confianza. Entonces se vuelven egoístas y descarados. Estés donde estés, delante de las teclas o comiendo un plato de espaguetis, allí están ellos. Exigiendo que lo dejes todo y les hagas caso. Y te acostumbras a que se adueñen de tu vida durante un tiempo y hasta terminas por quererles.
Pero un día, colorín colorado, este cuento se ha acabado. Fin de la historia. Tienes que despedirte. Y cuesta decirles adiós, cómo no, después haber vivido con su aliento en tu nuca de la mañana a la noche. Pero no hay vuelta atrás, haces un rulo con lo escrito, lo metes en una botella y lo lanzas al mar. Y miras al horizonte confiando que alguien, en la otra orilla, recoja tu botella.
Hace unos meses, ocurrió. En una playa de Vallecas, un grupo de niños recogió una de esas botellas y el lector imaginario se convirtió en uno de carne y hueso. Nos salimos al encuentro y hablamos de islas y de libros, de lo que los libros transmiten y de lo lejos que te llevan. Y después, entre todos, creamos un personaje y acordamos que cada uno se lo llevaría a casa, le elegiría un nombre y le escribiría una historia.
Ahora Juancho, su profesor, me manda esas historias. Y una palabra grande se ha colado aquí y ha conseguido, por una vez, ser verdad de principio a fin. Porque todos esos lectores de un colegio de Vallecas descubrieron la existencia de su isla imaginaria. A todos, un personaje se les pegó a los talones y se convirtió en su sombra.
Es posible que los folios de la foto parezcan solo papel, pero las apariencias engañan. Ahí hay un pirata que navega en un mar embravecido; un ogro necesitado de amor; un aventurero en el Amazonas; un tiburón que capitanea un barco; un niño que encuentra un amigo; un monstruo horrendo que se hace la cirugía estética para que le quieran y un tipo genial, descendiente directo de Alonso Quijano. También hay un “to be continued” y un “habrá segunda parte”... Hasta pronto, pues, nos vemos en la próxima playa.