Esta maravillosa ilustración es obra de Sylvia Vivanco |
Sylvianca y sus cachorros
─Érase una vez… ─
empieza a leer Sylvianca.
Y sus cachorros
corren a cepillarse los dientes y a peinarse las escamas y tiemblan hasta las
ventanas.
El vecino de arriba,
presto, pega la oreja al suelo. Y el de abajo, con gran trabajo, pega la suya
al techo.
─Érase una vez, la casa donde
las historias duermen…
─¿Las historias tienen casa? ─interrumpen
los cachorros─. ¿Y su casa dónde está?
─Shssss, no dejáis escuchar ─se
queja encaramado el vecino en su lámpara de lágrimas de cocodrilo.
─De la tierra dragoniana
procedía, de esa casa la guardiana…
─¿Como tú? ¿Como nosotros? ─preguntan
los cachorros, abriendo mucho los ojos.
─Shhhhhh ─se
queja el vecino de arriba, que ya tiene congelada la barriga.
─Se hacía llamar Pilar y, cada
noche, abría la puerta de par en par, así los libros despistados no volvían
asustados…
─¿El Lobo Feroz también? ─preguntaban,
los cachorros a la vez─. ¿Y también Caperucita?
─El Lobo y Caperucita,
Cenicienta y la Madrastra y hasta Garfio y Peter
Pan, dormían en sus
estantes, tan campantes.
─¿Cómo se llama esa casa? ─pregunta
un señor mayor, atrapado en el ascensor.
─Esa casa, hecha de letras, se
llama El dragón lector ─acaba el libro Sylvianca.
Y con grandes
ojeras, que el día ha sido muy largo, manda a la cama sin espera, Sylvianca a
su parentela… Y a los vecinos. Y al señor atrapado en el ascensor.
¡Plas, plas, plas! ¡¡¡Me encanta!!!
ResponderEliminarFelicidades también al Dragón Lector.
Gracias, Chab. Y reverencias :-).
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