"El crujido de una pizarra en el techo del garaje sobresaltó a Diego, que dio un respingo y miró a su espalda.
¿Cómo podía esperar Pablo que él salvase a nadie? Él no era precisamente un héroe. Más bien era justo lo contrario: él era Diegoffre. El idiota al que nadie quiere en su equipo; el gallina que se escapa de clase en cuanto suena el timbre, para evitar problemas. Un estúpido niño perdido (...).
Claro que eso Pablo y los demás Trogloditas no lo sabían. Porque allí, en el pueblo de su primo, a seiscientos kilómetros del colegio, las cosas eran tan distintas de la ciudad como entre la Tierra y la Luna. Y cada verano, en el momento que ponía un pie en el andén de la vieja estación, Diegoffre el Gallina, el gordo atrapa-collejas, se transformaba en Diego el de verdad. En el que le gustaba ser: en uno de Los Trogloditas".
(El verano que desaparecieron Los Trogloditas)
¡SLURP! ¿Para cuándo? Estoy deseando tener en mis zarpas las aventuras de Diego, Pablo y los Trogloditas.
ResponderEliminarPues yo creo que ya anda zascandileando por las librerías, Chabela. Si vienes a Madrid p'a la feria, que sepas que yo firmo.
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