lunes, 15 de junio de 2015

Y colorín colorado, esta feria se ha acabado :-(


La feria del libro es la mano cálida y firme de mi padre sujetando la mía, recorriendo las casetas para elegir mis libros. Un paseo adolescente, espiando los gestos de los escritores mientras me imagino convertida en uno de ellos. Es Celaya, dedicándome  su libro de poemas: Con afecto, Gabriel. Es mirar las manos de Saramago e imaginarlas escribiendo "Todos los nombres"... 
Pero los motivos por los que quiero volver a celebrar la fiesta de los libros en mi parque favorito, los que consiguen que me sienta alegre como una ardilla comiendo piñones, emocionada y agradecida, son otros. 
Estos, concretamente:

¿Tienes alguna historia de miedo o de detectives? Son mis favoritas. 
Quiero un libro de risa, ¿el tuyo es de risa?  
A mí me gustan los libros gordos, ¿no tienes ninguno más gordo?
Yo ya me he gastado todo, no me queda para el tuyo. Mira, me he comprado todos estos.
¿Me haces un dibujo? Es que no me importa si te sale raro, me mola tener un dibu de una escritora.
Yo este me lo leí el año pasado, ¿cuándo vas a escribir la segunda parte?
A mí no me gusta mucho leer, ¿eh?
A mí no me gusta nada.
Pues a mí sí. 
¡Y a mí! Leer mola.
A mí me encanta cuando me voy a la cama...
¿Me dejas entrar a hacerme una foto contigo?
Me voy a llevar uno para mi nieta. Pon: "Para Daniela, que lo va a leer con el abuelo Juan"...

En fin, qué más puedo decir...
¡Gracias por venir!






No hay comentarios:

Publicar un comentario